“Cadena perpetua”, “pena de muerte” y la demagogia punitiva

“Cadena perpetua”, “pena de muerte” y la demagogia punitiva

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En los últimos últimos meses volvió a la agenda gubernamental el debate de incorporar mediante un referéndum que modifique la constitución, la “pena de muerte” o la “cadena perpetua” a nuestra legislación, como métodos para eliminar ciertos delitos de gran relevancia social, esto a raíz de los escalofriantes índices de criminalidad reflejados en los constantes y reiterativos feminicidios, asesinatos, violaciones a mujeres, violaciones a niñas y niños seguidas de muerte, etc. todos ellos caracterizados por generar gran estremecimiento en la sociedad.
Esto último, impulsó al vicepresidente Álvaro García Linera, a anunciar la propuesta de implementar la pena de cadena perpetua mediante un referéndum como sanción a estos delitos, aunque algunos funcionarios hablaron de pena de muerte.

"Al violador de niños y de niñas con muerte, ¡pena perpetua! se va a quedar cien años en la cárcel, no va a salir nunca nadie lo va a sacar, ¡perpetua! vamos a cambiar la ley vamos a hacer referéndum, no puede ser eso nos está haciendo mucho daño al violador hay que castigarlo hay que denunciarlo”, “sepan los hombres que si hacen daño a una niña se las van a ver con nosotros con el hermano evo y conmigo.

El fenómeno criminal por el cual atraviesa nuestro país, genera en la sociedad un sentimiento de venganza contra los asesinos, feminicidas y violadores, y esto pasa debido a la carencia de alternativas que ofrece el estado para combatir este tipo de delitos. Ante esta situación le resulta fácil al gobierno proponer demagógicamente la pena de muerte o la cadena perpetua capitalizando los sentimientos de indignación y venganza que existe en la sociedad.

Estas propuestas de endurecimiento penal no son exclusivas del gobierno, sino que forman parte de una gran tendencia a nivel internacional implantadas a causa de la ola de delincuencia en países del primer mundo y también en las naciones oprimidas las cuales apuntan equivocadamente a eliminar al delincuente encerrándolo en una cárcel o quitándole la vida, a esta tendencia se la conoce como la “demagogia punitiva” o también “populismo penal” que los gobiernos burgueses lo usan con afanes electoralistas o para su consolidación en el poder.

En la región existen varios países que ya cuentan con este tipo de sanciones y que contrariamente a reducir sus índices de criminalidad los incrementaron, es más hacinaron sus cárceles, de ello es un claro ejemplo los Estados Unidos país donde existen ambas penas, en Argentina, Chile y Perú, existe la “cadena perpetua” como pena máxima la cual es revisable a partir 25 o 30 años de estar recluido.

La lucha eficaz contra este tipo de delincuencia y fenómeno criminal en general no debe centrarse en la postulación demagógica de ofrecer penas más graves, sino en implementar una política criminal que se aleje de las consideraciones utilitaristas y entienda al delito como un problema social que es una de las consecuencias de la putrefacción capitalista, tal como plantea la criminología crítica.

Sobre este tema es importante generar el debate en las universidades, centros de trabajo y otros para evitar que las propuestas populistas puedan confundirnos ya que como mencionamos en el presente artículo, estas propuestas utilizan el sentimiento de indignación con fines políticos que apuntan a establecer un aparato estatal cada vez más represor.

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